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'Les doy todo el cariño que puedo. Están necesitados de afecto, son especiales'
Las trabajadoras del sexo lo ven como 'un servicio social' Martín Mucha (Crónica) | Actualizado domingo 19/04/2009 18:24 horas Disminuye el tamaño del texto Aumenta el tamaño del texto Cruza la calle con andar de gacela. Su casi metro ochenta. Sus cuarentaitantos años. Ella es Marien en su vida profesional y Montse cuando recupera su auténtico yo [y viceversa]. Su cuerpo es su negocio. Cruza y nos invita a visitar su refugio. Estamos en un pueblo de costa a 50 kilómetros de Vigo donde ella está de vacaciones. Se ve el Atlántico y la montaña desde la ventana de su apartamento. Ella es prostituta. Pero con una especialidad que la hace distinta. Única. Marien atiende a discapacitados. "Hombres con síndrome de Down, tetrapléjicos, quemados, gente que padece obesidad mórbida... Comencé hace 11 años...". En plena charla, las olas, la lluvia y el viento se cruzan formando un sonido ambiental extraño, de distorsión natural. Es Jueves de Pasión y, por momentos, el ruido se hace tenue. Permite escuchar mejor lo que dice Montse. Comenta, como si fuera un confidente, los inicios de Marien. Ella encontró su senda atendiendo a aquellos que ninguna otra prostituta quiere. -Cómo se dio a conocer? -Comencé a anunciarme en los periódicos de Cataluña cuando me hice escort independiente. En los clasificados ponía desde un principio que atendía a discapacitados. Me especialicé. Tengo clientes fijos, de años. Pero son anónimos. No hago preguntas, aunque ellos suelen contarlo todo. Pelo azabache, tornasol a pesar de lo grisáceo del día. Ondulado. Lleva una chaqueta marrón de tela de traje y una minifalda a juego. Sus piernas lucen extensas y musculadas. Ha trabajado mucho con ellas. En el gimnasio y en la vida. Los zapatos de tacón, con tiras que rodean sus pies y sus tobillos, le recuerdan que vive una permanente dualidad. "Es el icono fetiche de Marien". A pesar de estar cerca de los 50, no tiene arrugas. No hay cicatrices de operaciones, así que esa lozanía es suya. Natural. Sus manos son aún mas jovenes que su rostro. Dedos largos. Un anillo con un cristal enorme. Uñas con manicura recien hecha. De ascendencia gallega, nació en Cataluña. Ejerció de todo. Limpió escaleras a los seis años. Cuidó ancianos... Se casó a los 17. Fracasó. Eligió un sendero diferente. Su último servicio antes del encuentro con Crónica, un hombre [llamémosle Juan] con esclerosis lateral amiotrófica, la terrible ELA. Pagó sin negociar. "No acepto los regateos, simplemente cuelgo el teléfono". Son 200 euros la hora. Juan, cuarentón, recibió de ella las primeras caricias de mujer adulta de su vida. "Eso me dijo, no tenía por qué mentir". Marien, profesional, hizo su trabajo. Le dio placer. El hombre había llegado a su piso de Barcelona -ciudad donde ella trabaja y reside- apoyándose en las paredes del pasillo. Ella le recibió con unas sandalias. Al verlo, recuerda, la comisura de sus labios se quebró, pícara, hacía arriba. "Les doy todo el cariño que puedo. Ellos están necesitados de afecto, son especiales". Tabú "Era agresivo y sus educadores decían que era por el sexo. Después de dejarle jugar sobre mí, cambió". Esa peregrinación no es extraña. Es la única meretriz especializada en España [no conoce a nadie más y en nuestra investigación no hemos podido encontrar a ninguna otra]. Se pueden contar con los dedos los clubes de alterne con instalaciones adaptadas. Una realidad que mezcla lo tabú y lo silente. El sexo de los discapacitados [3,8 millones forman este colectivo en el país]. La satisfacción de una necesidad biológica intensa. Completamente instintiva, absolutamente vital. España, donde la prostitución se encuentra en un estadio de alegalidad, es lugar de éxodo de ingleses paralíticos, ciegos, amputados... Un documental de la BBC -One life, For one night only- muestra la Costa Brava como su particular paraíso del placer. Emitido hace un año y medio, en él, Asta Anthony Philpo [24 años, sólo puede mover su cabeza y algo las manos] convoca a un parapléjico y a un invidente a perder la virginidad en un local de sexo de pago en Girona. Su odisea, iniciada en un barco que lo traía de Inglaterra, termina en una cama redonda del Club Eclipse. Frank, el anfitrión, explica que desde entonces reciben -sobre todo entre los meses de junio y julio- un considerable número de estos nuevos turistas. "No todas las chicas se atreven. La mayoría tienen reticencias. Lo hacen ocasionalmente", dice sin explicar más. Marien, la pionera, sabe del tema. Ella comenzó a trabajar en nightclubs hace dos décadas, cambió de nombre para su oficio cuando tenía 27 años. Estaba separada. En la quiebra. Con hijos y padres que mantener. Comenzó a vender su cuerpo a todos los públicos, en locales sin glamour. «Llegué a los 20 servicios por día». Vio cómo las chicas despreciaban a hombres en sillas de ruedas, a los cojos, a los que llevaban gafas con el ancho de la luna de un blindado. Marien, no. -¿Qué aprendió entonces? -Son seres humanos que necesitan el mismo tipo de afecto. Parece una conclusión fácil pero no es así. Entonces [y ahora] mis compañeras me decían: "¡Cómo puedes!". No les explicaba porque no tenía mayor sentido. Descubrí también que no son tan frágiles . Tienen problemas, necesitan ayuda para determinados momentos, pero poseen una capacidad para superar inconvenientes... Cuando ofrecía auxilio sólo conseguía enfadarlos. Son orgullosos en el buen sentido, porque quieren la menor cantidad de ayuda posible. Saben lo que ellos pueden hacer y lo que no. Lo que necesitan lo piden. El dinero que ha ganado le permite vivir cómodamente. Ya ha pagado sus dos pisos. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona. Pronto comenzará su doctorado. Se ha convertido en un mito erótico en los foros de Internet. Escribe un blog de referencia [En una imagen se lee: I'm not a bitch, i'm the bitch and to you i'm Mrs Bitch. / No soy una puta, soy la puta y para tí una Sra. Puta]. Sus propias colegas la recomiendan. Le piden consejo. Si se retira, no deja escuela. Todavía... "Se debe tener paciencia con un hombre que tiene el 80% de su cuerpo con quemaduras. Acariciar esa piel es una experiencia distinta, para él y para mí" De película El debate sobre este asunto es cada vez más intenso. En los cantones suizos de habla alemana los asistentes sexuales ejercen libremente desde hace seis años. "Al principio no fue fácil", reconoce Lorenzo Fumagalli, un fisioterapeuta que se informó sobre estas prácticas leyendo el periódico. "Me acuerdo que la noticia provocó reacciones muy violentas", cuenta Fumagalli, quien se desplaza por todo el país ofreciendo sus servicios. La demanda es muy diversa. Explica el caso de un hombre con una grave discapacidad física y mental. "Era agresivo y sus educadores decían que era por el sexo. Después de dejarle jugar sobre mí, cambió". Catherine Agthe-Diserens, presidenta de la Asociación Sexualidad y Discapacidades Plurales, se lanzó hace un año en la formación de acompañantes eróticos. Lo primero que enseña es a distinguir entre los distintos tipos de discapacidad. -¿Qué los hace distintos? -Un joven en una silla de ruedas, por ejemplo, puede manifestar claramente sus deseos. En cambio, alguien con discapacidad mental no podrá comunicarse de la misma manera. Una tetrapléjica querrá sentir la piel de un hombre. Un muchacho autista deseará ver el torso desnudo de una mujer. Un espástico [experimenta contracciones involuntarias de los músculos esqueléticos] necesitará ayuda para masturbarse. Una chica con miopatía soñará con masajes placenteros... -¿La demanda más frecuente?-Recibimos solicitudes muy diferentes. Para darle un ejemplo tuvimos en Ginebra una mujer que sufría una enfermedad física degenerativa incurable y su último deseo era sentir el contacto de un hombre desnudo contra su piel. "No quiero que me haga nada. Pero antes de morir necesito que un desconocido me abrace", eso nos dijo. En otros casos se trata de parejas que sufren de parálisis motriz cerebral y piden ayuda a un asistente sexual para que los ponga juntos sobre la cama, los ayude a desnudarse y acerque sus
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